La vida en la calle...
Sales de casa y tiritas del frío, te vistes con capas hasta parecer una cebolla, pones una manta más en la cama para dormir cómodamente… Llega el invierno y el frío se cuela en nuestras casas y nuestro cuerpo sin pedir permiso, y con intención de quedarse. Manos y pies siempre fríos, el abrigo siempre en el coche; si no es el frío, es la lluvia, el viento, y en este particular año, la nieve. El invierno no tiene piedad y, sin embargo, dentro de tu casa, de tu nido, te pones un jersey más, te preparas alguna bebida caliente y lo afrontas. Sin embargo, no todo el mundo tiene tal privilegio.
Llega el frío y los voluntarios salimos a la calle con una idea más o menos clara de lo que nos vamos a encontrar, y aún así, sorprende. Comencé el voluntariado hace seis años y para mi la peor época es siempre el invierno. También es la época en la que más recursos se ponen y más grupos de voluntarios nos encontramos (sobretodo en navidad), pero es difícil combatir contra el frío. Muchas personas se encuentran con muy poca ropa de abrigo, y aquellos que duermen en la calle y no en los albergues de emergencia, se arropan con mantas (si tienen) y cartones para intentar superar la noche. Los más afortunados que tienen animales de compañía siempre nos dicen lo mismo: “Cuando llega el frío tener una mascota es lo mejor, te da calor”, arropados bajo las mismas mantas, pero abrazados a sus fieles compañeros que muchas veces son lo único que les mantienen con vida.
El frío de la acera...
El invierno es una época dura para dormir en la calle (todas lo son) y es una época en la que salir a las calles para poder aportar aunque sea un granito de arena es tremendamente importante. Un vaso con caldo para calentar las manos, algo de comida para no tener que desplazarse en búsqueda de un bocadillo, un café para calentar el cuerpo… Salimos y nos encontramos que nos reciben con los brazos abiertos y muchos que de normal no pedirían un vaso de café o de caldo, lo piden para poder recuperar algo de calor.
Lo malo del frío, también, y los días de lluvia, viento o nieve es la soledad. Las calles vacías o la gente corriendo por ellas para no mojarse y resguardarse en sus casas lo antes posible. Calles de normal llenas de compradores vacías, dejando a muchos de los que piden en estas mismas calles sin ningún tipo de ingreso. Bajo un nubarrón, muchas personas se ven solas (más aún que de costumbre) y como voluntarios podemos intentar solucionar eso, aunque sea sólo por un rato, hablando con el café como excusa. Con toda la pandemia y los confinamientos y restricciones que han resultado de la misma, la soledad se ha visto incrementada, con la distancia social y el miedo generalizado. Si anteriormente la gente se paraba a hablar con personas en situación de calle, ahora mismo las posibilidades de eso se han reducido muchísimo, afianzando esa brecha social que se crea con las personas sin hogar. Como voluntarios no podemos solucionar todos los problemas sociales, menos aún todos los problemas que una persona sin hogar pueda tener (por mucho que nos duela) pero con nuestras acciones podemos colaborar, aunque sea un poco en cerrar esa brecha, en disminuir un poco esa soledad, y, cuando menos, calentar las manos con un poco de café o caldo.
La labor de los voluntarios...
La labor principal de los voluntarios de Desayunos Solidarios de Cooperación Internacional se centra en el acompañamiento a personas sin hogar. Repartimos café, caldo y comida (generalmente dulces, fruta y sándwiches) pero son el medio para el verdadero fin, estar con ellos, pues frente a horas de soledad en la calle, un rato de conversación puede hacer mucho bien.
Principalmente nos dividimos los sábados y los domingos, varios grupos por distintas zonas de Madrid, y con nuestras mochilas llenas de víveres recorremos las calles en busca de aquellos que ya conocemos de hace tiempo (y que nos esperan) y en búsqueda de nuevas personas que aún no conozcamos. Aunque nuestra labor gire principalmente alrededor de los desayunos, también solemos intentar apañarnos para cubrir necesidades de productos de higiene, ropa e incluso mantas, haciendo llamamiento a familiares o amigos, o incluso rebuscando en nuestros propios armarios. No siempre podemos conseguirlo, pero solemos intentarlo.
Mi ruta personal...
Como todo en esta vida, para mi estas rutas tuvieron un principio (y espero que el fin sea dentro de mucho).
Cuando tenía dieciséis años, mi colegio organizó unas charlas de voluntariado en la Comunidad de Madrid donde distintas organizaciones acudieron para mostrarnos las distintas posibilidades que teníamos si queríamos apuntarnos a hacer alguna labor social. Personalmente llevaba ya varios años queriendo hacer algo de voluntariado, impulsada por la idea de que pudiendo hacerlo, teniendo la posibilidad por una vida llena de privilegios que me ha tocado, por qué no iba a hacerlo. Así que aquella charla fue mi oportunidad.
Me apunté a las rutas sin saber muy bien qué esperar, sin realmente conocer la realidad de la calle, y apenas siendo una niña, y año tras año fui adentrándome más hasta que me encontré dándome cuenta de que no me imagino mi vida sin acudir a las rutas semanalmente.
A día de hoy han pasado seis años desde que comencé, y obviamente no soy la misma persona. Todo lo que creía saber sobre la vida en la calle ha cambiado por completo, y me he encontrado madurando con todas estas experiencias y personas que he conocido. El cambio de perspectiva, a mi parecer, es lo más significativo tras tanto tiempo en las rutas: ves la vida de otro modo. Y una vez tus ojos se acostumbran a esta realidad, no puedes apartar la mirada.
Acerca de Cooperación Internacional...
Cooperación Internacional es una ONG dispuesta a cambiar el mundo desde hace 25 años, poco a poco, paso a paso. Se enfoca en los jóvenes, que tenemos el futuro en nuestras manos, y en la labor de estos en distintos ámbitos (apoyo educativo, acompañamiento a mayores, etc.) con más de 5.500 voluntarios.
Se pone el foco, además de en la labor social, en promover el desarrollo social y sensibilizar, si hay un problema: ¿qué podemos hacer? Creando proyectos de todo tipo, y arrancando campañas de sensibilización hacia la sociedad para intentar promover este desarrollo y sobretodo el cambio en la mirada.
Os invitamos a visitar nuestra página web y los distintos proyectos y campañas recogidas en la misma (https://ciong.org/).
Pequeña reflexión...
En una sociedad desigual donde las oportunidades no son las mismas, cada uno debe preguntarse, acorde con su realidad, si puede hacer algo por intentar ayudar, lo que sea.
Si puedes, entonces, todo es querer y las posibilidades son infinitas.
Dos voluntarias de Cooperación Internacional con termos de café y vasos para repartirlo.
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